¿Se empiezan a notar señales de que algo está cambiando ya durante la perimenopausia?
Sí, ya durante la perimenopausia -que se suele producir entre los 45 y los 55 años- pueden detectarse y uno de los principales síntomas suele ser la disminución del deseo sexual. El problema es que las pacientes de las consultas de ginecología no suelen comentar estos cambios, se lo callan y tenemos que ir sacando sus inquietudes con cuentagotas. Más adelante, ya una vez asentada la menopausia como tal, cuando aparecen síntomas como la sequedad vaginal y notan síntomas físicos como picor, dolor, molestias o sangrado durante las relaciones sexuales sí que preguntan.
¿Cuáles son los primeros síntomas que se notan?
En primer lugar, están las alteraciones menstruales, que es lo primero que comentan en consulta. Los ciclos son irregulares, más largos o cortos, con menstruaciones cada dos semanas…
A continuación, aparecen los síntomas vasomotores, sofocos que afectan al 80% de las mujeres y después es cuando ya relatan los síntomas más enfocados a la sexualidad como la reducción de la libido o la sequedad vaginal.
¿A qué se debe realmente el descenso de la libido?
Tiene que ver con el descenso de los estrógenos, pero siempre hay que situarlo dentro de un cuadro multifactorial.
Hay que sumar distintas piezas: disminuye la libido, se produce sequedad vaginal, puede haber dolor al mantener relaciones, y al doler se empiezan a evitar… es un cúmulo de cosas que se relacionan entre ellas para provocar un efecto dominó, pero básicamente, es por el descenso de los estrógenos y el aumento de los andrógenos.
¿Cómo afecta la menopausia a cada zona?
A nivel vulvovaginal produce lo que llamamos el síndrome genitourinario de la menopausia. Este nombre se acuñó recientemente, antes se conocía como atrofia vaginal, o sequedad vaginal y ahora se llama así para abarcar todos los síntomas relacionados con esta zona como pueden ser: infecciones urinarias de repetición, picor a nivel genital, sequedad vaginal, dolor con el sexo o sangrado con las relaciones.
¿Y a nivel emocional?
Siempre digo que es un conjunto de síntomas que terminan afectando. Hay un descenso de estrógenos y de libido, pero también cambia la disposición de la grasa, el metabolismo se ralentiza, empeora la calidad del pelo, se engorda, se duerme mal por los sofocos y se suele estar más cansada… son innumerables factores, una cosa desencadena la otra y todo influye en las relaciones sexuales de una forma u otra. Lo más importante es saber que se puede consultar al ginecólogo o a sexólogos para mejorar la situación.
¿En qué porcentaje padecen las mujeres éstos o algunos de estos síntomas?
Hay que decir que síntomas como los sofocos afectan al 80% de las mujeres y además, muy desde el principio. Sin embargo, el síndrome genitourinario aparece después y hasta puede haber casos en los que no se tengan esos síntomas. En el caso de los segundos, recomiendo mucha comunicación con la pareja -hay mujeres que lo evitan porque se sienten mayores al reconocerlo- y con su ginecólogo.
¿Desaparecen estos síntomas cuando ha pasado un tiempo desde la menopausia o se mantienen ya siempre?
En general, todos los síntomas relacionados con sexualidad se pueden eliminar y pueden desaparecer si se ponen tratamientos como la terapia estrogénica local, la terapia hormonal de la menopausia o aumenta la comunicación con la pareja. Pero hablamos de la atrofia. La sequedad no desaparece y hay que tratarla siempre con hidratantes y lubricantes.
En este punto es importante diferenciar entre estos dos tratamientos: la hidratante es para utilizar siempre a diario y el lubricante únicamente en el momento de las relaciones sexuales. Hay que tener en cuenta que el descenso de estrógenos también influye a nivel microbiota y hay que equilibrarla con la utilización de estas cremas hidratantes que se extienden por dentro de la vagina. Los estrógenos se encargaban de mantener un pH ácido y a partir de su descenso, este se alcaliniza, por lo que es más propenso a que se produzcan infecciones.
¿Podría ocurrir al revés y que para algunas mujeres la menopausia fuera la mejor época sexual?
Efectivamente, también puede pasar y son las mujeres solteras o separadas que ahora se sienten más liberadas, las primeras que nos consultan cuando notan síntomas de síndrome genitourinario y las que nos reclaman soluciones. Están en una de las mejores etapas de sus vidas. Con los hijos ya independientes, carreras profesionales consolidadas, seguras de sí mismas y es ahora cuando quieren tomar las riendas de su sexualidad y se encuentran con el límite que marca la menopausia.
Sin embargo, también vemos casos de mujeres casadas o con pareja, que tampoco eran muy activas sexualmente antes de la menopausia y que pasan por alto los síntomas genitourinarios y ni siquiera nos los comentan.
¿Cuáles son las soluciones más efectivas?
En este aspecto es cuando es fundamental entender que se trata de un problema multifactorial y habría que analizar cómo era la vida de cada una con su pareja -antes de la menopausia- a la hora de tratarlo. Lo ideal, para los especialistas, es compaginar tratamientos hormonales localizados -hidratantes y lubricantes- con terapia sexual en pareja -de tenerla- y barajar la posibilidad de recurrir a la terapia hormonal sustitutiva, que puede tratar los síntomas ‘satélite’ a la vez. El abordaje multidisciplinar es la clave para conseguir resultados y hay que volver a poner en valor la terapia hormonal de la menopausia y perderle el miedo.
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