No son impresiones tuyas y es muy frecuente. Las mujeres postmenopáusicas experimentan cambios fisiológicos graves relacionados con la disminución de los estrógenos e incluso los cambios más leves en la vagina dificultan poder disfrutar del sexo en la menopausia (1).
Trasladado a porcentajes, las cifras en España no son nada alentadoras. Según un estudio, un 6,9% de las mujeres indicaron que carecían de deseo sexual, el 20% no tenía relaciones placenteras, el 58,7% tenía dificultad para alcanzar el orgasmo y un 22,1% señaló que no podía alcanzarlo o era extremadamente difícil (2).
¿Cómo son las relaciones sexuales en la menopausia?
Paradójicamente, hoy en día la mujer de 50 años se encuentra en uno de los mejores momentos de su vida. Más libre de cargas familiares, con la vida profesional más o menos resuelta y con una mayor seguridad en sí misma, debería disfrutar de una sexualidad plena y libre.
Sin embargo, sus niveles hormonales no se lo ponen fácil y pueden construir un muro imaginario en el dormitorio. En efecto, a la larga lista de funciones ‘imprescindibles’ de
los estrógenos hay que añadir la responsabilidad de mantener las paredes vaginales flexibles y lubricadas. Pero eso no es todo, podemos hablar incluso de problemas de ‘erección’ femenina ya que disminuyen el engrosamiento de los labios y la erección del clítoris, resultando más difícil alcanzar el orgasmo y siendo este más corto por lo general (3).
¿Y a nivel emocional? Los problemas para dormir no invitan a retozar previamente en la cama, los cambios de humor y los bajones de ánimo tampoco favorecen el sexo en la menopausia. Los niveles de hormonas más bajos pueden disminuir la libido y quizás tardes más en excitarte; los sudores nocturnos pueden perturbarte mientras duermes
y hacerte sentir cansada mientras que los cambios emocionales pueden hacerte sentir estresada o irritable (4).
¿Qué cambios sexuales se producen en la menopausia?
Como hemos dicho, no es sencillo que las relaciones sexuales en la menopausia se mantengan con la misma frecuencia o intensidad que antes de entrar en esta etapa, y el síndrome genitourinario afecta en mayor o menor medida a todas las mujeres. Repasemos la anatomía femenina para entender lo que sucede.
Vagina. Es el conducto interno del cuerpo con más receptores de estrógenos y a consecuencia de su descenso pierde elasticidad y la capacidad de adaptarse durante las relaciones sexuales. Además, el epitelio que la recubre se afina, y como las terminaciones nerviosas están más próximas a la superficie, la vagina es más sensible y delicada. Esta mayor sensibilidad no es una ventaja, como se podría pensar, sino que puede suponer un problema a la hora de mantener relaciones sexuales. No es raro que las mujeres sufran dolor o sangrado con la penetración, así como escozor o picor en la zona después del coito (5).
A esto hay que añadir los cambios que se producen microbiota vaginal, y que predisponen a las infecciones vaginales y urinarias, los que se producen en el olor del flujo vaginal y el prurito o escozor que se puede sentir, aunque no haya infección. Todo esto afecta al sexo en la menopausia.
Vulva. La vulva es la parte externa y comprende los labios mayores y menores, el clítoris y la entrada a la vagina. En este caso, la reducción de los niveles hormonales también modifica su anatomía y puede disminuir su tamaño, elasticidad e hidratación. La mayoría de las mujeres que sienten dolor manteniendo relaciones sexuales en la menopausia lo concentran en la zona de entrada a la vagina.
Además, hay una zona de la vulva llamada vestíbulo que es donde se sitúan las glándulas de lubricación, y que se ven afectadas con los cambios en esta zona. De ahí la importancia de no aplicar únicamente hidratantes vaginales para el tratamiento sino también vulvares.
Todo esto conduce a una disminución de la libido y el deseo sexual. Y si no se pone remedio, la situación se puede cronificar y empeorar con el tiempo.
¿Qué podemos hacer para mejorar las relaciones sexuales en la menopausia?
El sexo en la menopausia debería ser más libre y satisfactorio que nunca si tenemos en cuenta el estupendo momento vital que atraviesan las mujeres de entre 45 y 55 años.
No permitas que los problemas fisiológicos te impidan disfrutar de las relaciones sexuales en la madurez.
La AEEM (Asociación para el Estudio de la Menopausia) nos los da las pautas, y el uso de lubricantes no es la única salida.
Probióticos. Regeneran la microbiota de la vagina para mantener las condiciones vaginales adecuadas y no tener síntomas como escozor, picor o desarrollar infecciones.
Hidratantes y lubricantes vaginales. Para aliviar el picor, el escozor y el dolor con la penetración es fundamental mantener una hidratación adecuada de la zona vulvo- vaginal. En caso de que la penetración se dolorosa, se recomienda siempre el uso de lubricantes.
Estrógenos de uso tópico. Los estrógenos suministrados por vía tópica reemplazan a estas hormonas que han disminuido con el climaterio. Se presentan en forma de
crema, gel vaginal, óvulos, comprimidos o anillos vaginales. Hay preparados solo vaginales, destinados a la aplicación interna y otros que sirven tanto para la aplicación vulvar (externa) como vaginal (interna). Son el tratamiento de elección para la mayoría de las sociedades científicas, aunque están contraindicados en algunos casos por lo que siempre es necesario consultar con un especialista antes de recurrir a ellos.
Y no te olvides… el sexo es el mejor tratamiento. El cuerpo es muy sabio y termina ‘atrofiando’ lo que no se utiliza. Es importante mantener, con cierta frecuencia, relaciones sexuales con penetración vaginal o recurrir a juguetes sexuales. Con la excitación sexual aumenta el flujo de sangre a los genitales, lo que mejora la oxigenación de los tejidos y su elasticidad. Los ejercicios de Kegel también resultan muy beneficiosos, ya que fortalecen el suelo pélvico.
REFERENCIAS
1. The Journal of the Menopause Society.
2. Estudio VASS-AP. Trastornos del deseo y excitación sexual en las mujeres.
Congreso Mundial de la Menopausia, Madrid, 2008
3. B. Heredia, M. Lugones. Principales manifestaciones clínicas, psicológicas y de
la sexualidad en un grupo de mujeres en el climaterio y la menopausia. Rev
Cubana Obstet Ginecol, 33 (2007).
4. OASH (Oficina para la Salud de la Mujer EEUU).
5. AEEM (Asociación Española para el Estudio de la Menopausia).
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