Se suele relacionar el término con ‘algo que tiene que ver con las roturas de hueso’ y también es conocida como la ‘enfermedad de los abuelos’, asociándose a personas mayores o frágiles. Sin embargo, puede afectar a personas aparentemente jóvenes, ya que la edad solo es un factor de riesgo más. Los primeros síntomas de la osteoporosis y las causas que la provocan siguen siendo una incógnita para gran la mayoría. ¿Hablamos sobre la osteoporosis?
¿Qué es la osteoporosis?
Los especialistas la definen como una enfermedad sistémica del esqueleto, caracterizada por una baja masa ósea y alteraciones de la microarquitectura del tejido óseo. Se trata de un proceso crónico que se desarrolla con la edad y que está relacionado con diversas enfermedades y tratamientos, e influenciada por factores hereditarios, ambientales y de estilo de vida. ¿Pero por qué aparece?
Detrás cada hueso -y tenemos nada menos que 206 huesos- hay una compleja red en la que están implicados tres tipos de grupos celulares: por un lado, los osteoblastos que fabrican nuevo hueso; por otro los osteoclastos, que reabsorben el hueso; y por último los osteocitos, que participan directamente en el mantenimiento de los huesos. La ruptura de este equilibrio (que puede ser más habitual de lo que pensamos) es lo que está detrás de esta enfermedad.
Y no, los huesos no son huecos ni compactos. Hay quien se extraña ante esta afirmación, pero el hueso está formado por un tejido compacto (la capa externa dura que todos conocemos) y un tejido esponjoso (la capa interna esponjosa que contiene médula roja). En su interior hay también vasos sanguíneos, nervios, proteínas, vitaminas y minerales.
¿Cuáles son las causas de la osteoporosis?
Pueden ser muchas, y aunque por lo general está relacionada con el envejecimiento, no solo afecta a las personas ancianas, también está ligada a otras circunstancias más allá de la edad. Estas son algunas de las causas más comunes:
Menopausia.
En el caso de las mujeres, la menopausia es una de las causas que más influye en el desarrollo de la osteoporosis. Los cambios hormonales que se producen durante la menopausia contribuyen a la ruptura del equilibrio anteriormente mencionado, y se produce una reabsorción neta: hay menos producción y más eliminación.
Periodos largos de convalecencia.
Pasar largos periodos en la cama, así como sufrir fracturas o esguinces que limitan el movimiento durante semanas son factores que hacen perder masa muscular y masa ósea, y este hecho está directamente ligado al debilitamiento de los huesos. Esto se debe a la ausencia de estímulos mecánicos y la influencia de la gravedad terrestre en la actividad de los osteocitos, osteoblastos y osteoclastos.
Delgadez extrema y desnutrición.
La delgadez (IMC <20 kg/m2) y la anorexia nos pueden hacer más susceptibles de desarrollar osteoporosis. Contar con una baja cantidad de masa muscular y estar en un estado de desnutrición puede provocar verse acompañado de un desgaste acelerado de la masa ósea. Las pérdidas bruscas de peso a causa de determinadas dietas de adelgazamiento también son un factor de riesgo. En el caso de las personas mayores, la desnutrición supone un ‘atajo’ irreversible hacia la osteoporosis.
La ingesta de determinados fármacos.
Algunos medicamentos pueden provocar reabsorción ósea. En la lista aparecen los corticoides; los antiácidos, en especial los inhibidores de la bomba de protones (IBP) cuando se toman por periodos prolongados, y los anticoagulantes, entre otros. En esos casos su médico puede recomendarle recurrir a los suplementos de calcio y/o vitamina D para compensar estos efectos.
Ante cualquiera de estas situaciones habría que consultar con un especialista y tomar medidas para adelantarse al problema, ya sea a través de dieta y ejercicio, suplementos o medicación.
Principales síntomas de la osteoporosis.
Se trata de una enfermedad silenciosa que, por desgracia, a menudo se diagnostica cuando ya se han producido una o varias fracturas. Por lo general, las mujeres no saben de su existencia hasta que se sufren una fractura y reciben el volante para realizarse su primera densitometría. Pero muchas veces es ya es tarde para combatir una enfermedad que, aunque tratable, es crónica.
Además de las fracturas de hueso que no responden a caídas o golpes excesivamente fuertes y que normalmente no implicarían mayor problema que una contusión, hay que prestar atención a los dolores de espalda, al hecho de comenzar a andar encorvada o a la pérdida de altura.
Los grados de la osteoporosis.
Se puede decir que hay cuatro grados distintos en cuanto a la calidad de los huesos. Pertenecer a un nivel u otro depende de la densidad ósea con la que contemos y esta se identifica mediante pruebas como la densitometría ósea.
Se puede tener densidad normal, osteopenia (una densidad más baja de lo normal y que puede preceder a la osteoporosis), osteoporosis y osteoporosis grave. Si se sospecha que se puede sufrir osteopenia u osteoporosis es recomendable acudir al médico, pues ya existe un incremento en el riesgo de fractura.
La importancia de mantener los huesos fuertes, más allá de evitar fracturas.
Los huesos tienen distintas funciones, y todas ellas son esenciales para el correcto funcionamiento del organismo. Por una parte, tienen una función estructural (aportan protección y soporte), por otra, se encargan de albergar nuestras reservas de algunas sales minerales (contienen el 99% del calcio y el 80% del potasio de nuestro cuerpo) y, por último, son los responsables de la función hematopoyética (en la médula ósea se concentran los linajes celulares encargados de producir las células sanguíneas: glóbulos rojos y blancos, etc.)
De forma natural, la masa ósea se va incrementando hasta llegar a la edad adulta, pero a partir de los 40 o 50 años -y en este punto confluyen la edad y la llegada de la menopausia-, se va perdiendo de manera regular y sostenida. La anticipación es fundamental para evitar dolores y fracturas en un futuro.
REFERENCIAS
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